GLOSARIO PARA UN ANTROPOCENO AÚN NO VISTO
Por: Cymene Howe y Anand Pandian
La idea de un Antropoceno se ha esparcido con una velocidad alarmante, desplazando términos como naturaleza y medio ambiente de su predominio habitual como símbolos del mundo más allá de nosotros. Estos desarrollos presentan un reto particular para quienes trabajamos en la Antropología. Indudablemente, todo el mundo de repente parece compartir la preocupación por una única creatura, el anthropos. Sin embargo, el Antropoceno es un don con dientes, con un hau de demandas y ataduras recíprocas que ha dejado a muchos antropólogos cautelosos respecto a adoptar el relato de la abrumadora agencia humana. ¿Qué se necesitaría, nos preguntamos, para entender este tiempo y sus configuraciones, agencias y efectos de una forma distinta? Con este glosario esperamos desarrollar un recurso que sea de utilidad para esta tarea.
Esta serie de “Teorizando lo contemporáneo” se hace con el propósito de enfrentar el reto de la visión y la sensibilidad, de encontrar nuevas formas de concebir, abordar y expresar los impases experimentados en el presente. La serie cobró vida en 2015 como un panel espontáneo en la reunión anual de la Asociación Antropológica Estadounidense (AAA), con contribuciones que surgían de repente en medio del tumulto anual de un carnaval académico. Bajo ese espíritu de experimentación, los invitamos a ayudarnos a ampliar este compendio de ventajas alternativas para el presente ecológico, y a contribuir con sus propias palabras claves, reflexiones, sonidos y visiones.
Nota del editor, 6/28/17: Nos complace compartir una última ronda de nuevas entradas a la versión web del Glosario: Aceleracionismo, Apocalipsis, Negocios, Muerte, Despojo, Exposición, Monocultura, Semillas, Contrabandistas y Surreal. Manténgase sintonizado para más noticias sobre la versión en libro, la cual incluirá entradas adicionales que no aparecen en la página web de Cultural Anthropology.
INTRODUCCIÓN: GLOSARIO PARA UN ANTROPOCENO AÚN NO VISTO
Por: Cymene Howe y Anand Pandian
Este es un trabajo en proceso y esperamos que ustedes también consideren aportar. Escribimos en medio de una dramática reevaluación de la época en cuestión, mientras que una subcomisión de la Comisión Internacional sobre Estratigrafía decide si identificar esta época con las obras y huellas de la especie humana como un Antropoceno. Mientras que los geólogos continúan sus deliberaciones, este nombre ya se ha esparcido en dominios tan distintos como lo son la historia (Chakrabaty 2009), la poesía (Bristow 2015), y el arte contemporáneo (Davis and Turpin 2015) con una velocidad asombrosa, desplazando términos familiares como naturaleza y ambiente de su preeminencia habitual como símbolos del mundo más allá de nosotros. Sin duda, el punto es precisamente este: que ese mundo ya no existe o tiene menos sentido que nunca, dada la indeseable e innegable presencia de la actividad o las consecuencias humanas por donde sea que miremos en nuestro planeta. ¿En qué puede contribuir la Antropología frente a estas urgentes preocupaciones? Esperamos que este léxico pueda convertirse en un recurso útil para esta tarea.
Estos tiempos ofrecen un reto único para la Antropología. Por un lado, como elocuentemente nos recordó Bruno Latour (2014) en la reunión anual de la Asociación Estadounidense de Antropología, el Antropoceno parecería ser un regalo para la Antropología – todo el mundo, de repente, parece estar interesado en esa peculiar creatura, el anthropos, cercana y querida únicamente por los antropólogos durante tanto tiempo. Por otro lado, como también hemos visto, en este nuevo discurso la figura de lo humano se eleva a una escala gigantesca, difícilmente concebible desde el terreno en el que los antropólogos trabajamos tan diligentemente. El don del Antropoceno es un regalo armado con dientes, con un hau de demandas y ataduras reciprocas, que ha dejado a muchos antropólogos cautelosos, incluso renuentes, respecto a adoptar este relato de una abrumadora agencia humana. Algunos críticos (por ejemplo, Malm y Hornborg 2014) han encontrado el termino en sí mismo excesivamente antropocéntrico y con un alcance general engañoso, demasiado aficionado a la evidencia del Hombre y de “nuestra” huella colectiva en el mundo, hasta el punto de excluir profundas diferencias en la responsabilidad y vulnerabilidad en cuanto a las crisis ecológicas contemporáneas. Además, nombrar una época con nuestro propio nombre parece ser el acto culmen de auto-engrandecimiento de una especie; en vez de un antropo -ceno parece más una antropo-escena (Pandian 2015), una imagen del mundo dominado por nosotros mismos.